jueves, 26 de diciembre de 2013

Otro Avilés



En la mañana de Navidad paseo por las calles desiertas de Avilés, convertido en una ciudad irreal y fantasmagórica.
Lo que menos conocemos es siempre lo que más cansados estamos de ver.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Laberintos


Hay laberintos en los que uno nunca se cansa de perderse.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Reflejos



Algún día, como a Alicia, también a mí me gustaría cruzar al otro lado del espejo y caminar por esa ciudad que es la misma de todos los días y a la vez un lugar secreto e imposible.

martes, 26 de noviembre de 2013

Puertas


Hay puertas que no parecen hechas para que las crucen los pobres gentes de este mundo, sino los titanes de un mundo mejor.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Pesadilla


Soñé que me perdía en un laberinto de libros que no podía leer porque estaban escritos en un alfabeto para mí incomprensible.

sábado, 2 de noviembre de 2013

En Lyon


Colecciono puertas, además de ventanas. Y esta es una de mis favoritas. Une el mundo penumbroso del museo con el bullicioso y soleado de la ciudad, otro museo.

viernes, 25 de octubre de 2013

Una sombrerería


El encanto de las viejas tiendas. Esta sombrerería de Azevedo Rua ya era un clásico establecimiento lisboeta cuando Fernando Pessoa se compraba aquí sus sombreros (se había fundado dos años antes de que él naciera), y ahí sigue, al lado del Rossio, inmune a esta crisis como a tantas otras. Me gusta ver la ciudad reflejada en su escaparate.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El museo que prefiero


Lo mejor de cualquier museo está siempre detrás de las ventanas.
El Universo es mi museo favorito.
Me temo que no tendré tiempo para recorrerlo entero.

miércoles, 9 de octubre de 2013

El mundo cambia


Paseo por la orilla paradisíaca del río Arnoia, en la orensana Allariz, y me cuesta imaginar que hace pocos años era un canal maloliente debido a las fábricas de curtidos de sus orillas. 
El mundo cambia. Y no siempre para peor.

martes, 1 de octubre de 2013

Comienza la aventura


De pronto un rincón cualquiera de la ciudad se convierte en el escenario de un remoto sueño.
Siempre he pensado que para ir lejos no hace falta ir muy lejos.
Basta abrir bien los ojos para que comience la aventura..

lunes, 23 de septiembre de 2013

El amante de Lola Montes.


Luis de Baviera quiso homenajear a los héroes germánicos construyendo, cerca de Regensburg, en una colina sobre el Danubio, un gran templo griego en el que colocar los bustos de quienes más habían contribuido a la gloria de Germania: un Walhalla de mármol inmortal. 
Presidiéndolo todo, mandó colocar una gran estatua suya. El templo no era, en realidad, más que un pedestal para su propia gloria. Pero lo que más se recuerda de él es que fue amante de Lola Montes, algo que quizá no sea tan importante como ganar batallas, pero desde luego resulta bastante menos dañino.

lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Una biblioteca?


¿Una biblioteca? No. El atrio de uno de los grandes rascacielos de Nueva York, el Citicorp, que funciona a la vez como centro comercial, como plaza pública y como refugio de solitarios.
Uno de tantos lugares tranquilos y apacibles y gratuitos en la presunta meca del más despiadado capitalismo globalizador.
En la primera planta, hay una librería inmensa y en ella un café con ventanales a la Tercera Avenida y a la Calle 52. El mejor sitio para disfrutar sin prisas de un libro de poemas.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Carouge


Se hace de noche en el viejo barrio de Carouge, se hace de noche en mi vida. ¿Habrá también en ella un farol que se encienda de pronto y me ilumine con su luz dorada?

sábado, 31 de agosto de 2013

Nostalgia de otras vidas



¿Quién no ha sentido alguna vez nostalgia de otras vidas? No ser el gigante egoísta que recorre el mundo a grandes zancadas sin nadie al lado, sin preocuparse de nadie, sino el esforzado padre de familia que disfruta con su mujer y sus hijos, a la orilla del lago, un apacible domingo ginebrino.


sábado, 24 de agosto de 2013

Otra ribera


"Y encontrarás una mañana pura / amarrada tu barca a otra ribera".
Cómo no recordar, una vez más, los versos de Antonio Machado cuando subo al Helvetia, amarrado junto al Museo Olímpico, en Lausanne.

jueves, 15 de agosto de 2013

Hotel


Qué sólida felicidad promete el hotel Les Berges, en Ginebra, frente al lago y la isla de Rousseau. Pero es solo una promesa. La felicidad del hombre es tan frágil y evanescente como su reflejo en el agua.

sábado, 10 de agosto de 2013

Reloj


Si el tiempo es oro en todas partes, en ninguna parece serlo tanto como en el gran reloj de la Quinta Avenida, esquina Broadway.

domingo, 4 de agosto de 2013

Acerca de las patrias


Mientras se arría la bandera en el barco-escuela Sagres. de la marina de guerra portuguesa, yo pienso en las muchas manos por las que pasó este navío antes de ser símbolo luso.
Fabricado en Alemania en 1937. primero lució orgullosamente la enseña nazi, luego los norteamericanos se lo llevaron como botín de guerra, más tarde se lo vendieron al Brasil, solo en 1961 fue comprado por Portugal.
Y ahora es tan portugués como el Fado, que también tiene una historia complicada.

viernes, 26 de julio de 2013

Donde todo es posible.


Un rincón de Nápoles, la ciudad donde todo es posible, donde se cruzan oriente y occidente, donde miseria y magia tropiezan en cada esquina.

martes, 16 de julio de 2013

Atardecer


Uno de los lentos atardeceres de verano en la plaza de la catedral. Me gusta vivir en una ciudad como Oviedo, habitable durante todo el año. 
No verse obligado a veranear es un lujo al alcance de todos los bolsillos, pero que no todos pueden permitirse.

martes, 9 de julio de 2013

A caballo


Cierro los ojos y veo cruzar el río a caballo. Uno de los mágicos recuerdos de la infancia.

martes, 2 de julio de 2013

Tertulia


También los cipreses, como los monjes, han hecho voto de silencio en San José de las Batuecas. Por eso, paseando a su lado en las tardes de verano, solo se escucha el chirrido de las chicharras y el latido de nuestro propio corazón.

viernes, 21 de junio de 2013

San Sebastián


Este San Sebastíán de la veneciana fachada de S. Stae ni siquiera necesita flechas para disfrutar de su voluptuoso sufrimiento.

miércoles, 12 de junio de 2013

Cruzar un puente


Si no has llegado a Lisboa en barco, si no has cruzado lentamente bajo el puente de la Libertad, aún no has llegado verdaderamente a Lisboa.
Yo tuve la suerte de hacerlo en un velero que llevaba el nombre de Cervantes.
El propio Cervantes me habría envidiado.

viernes, 31 de mayo de 2013

A Cervantes


Horas de pesadumbre y de tristeza
paso en mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo, endulza mis instantes
ásperos y reposa mi cabeza.

Él es la vida y la naturaleza.
Regala un yelmo de oros y brillantes
a mis sueños errantes.
Es para mí: suspira, ríe y reza.

Cristiano y amoroso caballero,
parla como un arroyo cristalino.
Así le admiro y quiero,

viendo cómo el destino
hace que regocije al mundo entero
la tristeza inmortal de ser divino.

                            Rubén Darío

sábado, 25 de mayo de 2013

Amapolas


Lástima que, cuando el Greco pintó Toledo, se le olvidaran las amapolas.

sábado, 18 de mayo de 2013

A medias sueño


Un rincón neoyorquino, a medias sueño y a medias realidad.

martes, 14 de mayo de 2013

La estación


La estación de Avilés, el taxi que espera, la casa azul de la esquina ante la que crucé tantas veces...  Qué desconocidos se van volviendo, con el paso de los años, los lugares más familiares.

lunes, 13 de mayo de 2013

Mientras se espera


Esperando a los clientes en el Ponte S. Antonio. Podría ser el comienzo de una bonita historia.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Con un solo ojo


"Leer un único periódico es como mirar la realidad con un solo ojo", dijo una vez no sé quién. Cierto.
Pero leer muchos periódicos, tal como va el país y como va el mundo, no garantiza que nos engañemos menos.

sábado, 4 de mayo de 2013

Eros en Figueira



Erotismo de otro tiempo, y de cualquier tiempo, en un taller de coches de Figueira da Foz, donde veraneaba Unamuno.

viernes, 3 de mayo de 2013

Volver


Tras meses de cierre y reforma total, cuando yo la creía perdida para siempre, recupero mi mesa y mi ventana en la calle del Rosal.
Cuántos libros habrá leído en este rincón, cuántas palabra intercambiadas con amigos.
Vuelve a abrir mi cafetería de siempre, cerrada por la crisis. No todo está perdido.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El sueño de Pessoa


En 1932, Fernando Pessoa solicító la plaza de bibliotecario, que había quedado libre, en el palacio de los Condes de Castro Guimaraes, en Estoril.
No se ha dieron, no se consideró que estuviera preparado para el cargo.
¿Habrían sido más felices sus últimos años leyendo, escribiendo, paseando por los jardines de este hermoso palacio? Quizá sí. O tal vez hubiera añorado el humo y las conversaciones de los cafés de Lisboa y el vino de las tabernas.
Cuando llegamos al lugar de los sueños, los sueños se trasladan a otra parte.

sábado, 27 de abril de 2013

Los pies del dios


El dios Hermes con su caduceo y los pies abrasados por el agua salutífera de las termas de Sofía.

miércoles, 24 de abril de 2013

Escalera de incendios


Para mi colección de escaleras, esta del casino de Dax que parece construida por un niño con uno de los antiguos juegos de arquitectura.

lunes, 15 de abril de 2013

Calle Oscura


Para ir lejos no hace falta ir muy lejos.
Me enseña una amiga su nueva casa, me asomo al balcón y veo la ciudad de siempre con otros ojos.
La desierta Calle Oscura y, al fondo, asomándose tímidamente, la torre de la catedral.

domingo, 14 de abril de 2013

La fiesta nacional


¿Están cansados los españoles de dejarse torear? ¿El buey manso electoral se ha convertido por fin en un toro bravo dispuesto a embestir contra todo lo que se le ponga por delante? No sé yo...

martes, 9 de abril de 2013

Ventana


Solo una ventana nos sonríe al pasar por la Calle de la Malvasía.

sábado, 6 de abril de 2013

Pregón de Pascua



Buenos días, Avilés. Buenos días en esta hermosa mañana de primavera a la que la impaciencia porque comience la fiesta ha hecho llegar una hora antes.
Hace exactamente medio siglo, en 1963, un niño caminaba bajo los soportales de esta misma plaza camino del Instituto Carreño Miranda, en el Carbayedo. Venía a pie, como todas las mañanas, desde su casa en el Fondo de Valliniello. Un compañero se le acercó corriendo y le dio la noticia: “¡Han matado a Kennedy! ¡Han matado a Kennedy!”
Ese fue mi primer encuentro con la gran historia, con la turbia historia del mundo. Cuántas cosas han pasado desde aquella mañana de hace cincuenta años. En España gobernaba un dictador, aún parecía no haber terminado la guerra civil, se iba a la cárcel por decir lo que se pensaba, había libros prohibidos, los hombres tenían derechos que a las mujeres se les negaban desde la noche de los tiempos.
Pero en aquel país en blanco y negro Avilés era un lugar de acogida y esperanza, un lugar en el que gentes venidas de las más diversas regiones podían empezar a construir, con tanta ilusión como esfuerzo, un futuro mejor para ellos y sus hijos. Muchos lo encontraron y sin dejar de ser andaluces, leoneses, extremeños fueron ya también avilesinos para siempre por la mejor de las razones: la gratitud y el amor.
Unos pocos pasos, el ancho de esta plaza, separan al niño de hace medio siglo del hombre que ahora os habla. El eco de distantes disparos me sacó a mí de la infancia, “ese extraño país donde todo sucede de manera distinta”, me hizo ser consciente de que todos somos parte de una misma familia, de que nada sucede tan lejos que no pase también en nuestra propia casa.
El corazón de Avilés y el corazón del mundo palpitan en esta plaza del Parche, todo resuena en ella, todo alcanza en ella su eco mejor. Seis calles, seis incesantes arterias, la llenan de vida.


Las calles de la Fruta y la Ferrería atraviesan el primitivo recinto amurallado, la laboriosa villa, acurrucada junto a la ría, que ya ofrecía prosperidad y futuro a quienes venían de fuera al amparo de su regio Fuero.
            La calle serpenteante de Rivero, con su fuente y su capilla y los frailes del convento de San Francisco, era el camino de Oviedo; la de Galiana, con sus dos caras, la de anchos soportales y la de señoriales casonas, llevaba hacia el este, hacia el cercano Grado y hacia la lejana Francia.
            La calle de la Cámara quiso ser nuestra Gran Vía, el eje de expansión de la ciudad, llena de nuevos comercios y con el telón catedralicio del nuevo templo de Sabugo al fondo.
            Y la otra calle que nos queda, la de Ruy Gómez, hubo un tiempo distante en que llevaba a la cárcel, pero ahora es el camino más corto al prodigioso espacio del Centro Niemeyer, nuestra blanca tarjeta de visita entre la ría y las altas chimeneas de la antigua Ensidesa, la imagen mejor del Avilés del siglo XXI.


            Seis calles que traen la bullente vida de la vieja villa y de sus barrios –Versalles, La Luz, La Magdalena, La Carriona…– a esta plaza del Parche, centro de mi mundo, como del de tantos de vosotros, centro también del universo mundo, esa esfera infinita que tiene su centro en cualquier parte donde exista alguien capaz de levantar los ojos y admirarse ante la inmensidad del cielo estrellado y la belleza de cada amanecer.
A pocos pasos de aquí, en la calle Jovellanos, se encuentra el antiguo local de la Biblioteca Pública, que fue mi deslumbrante gruta del tesoro, una felicidad que no se agota nunca.
            La había fundado un poeta, Luis Lumen, asesinado luego en la locura fraticida de la guerra civil. Pero su legado no pudieron matarlo, aunque lo intentaran, y ahí sigue, lleno de luz y de lectores, junto al verdor intacto del parque Ferrera. Tampoco pudieron acabar con sus versos sencillos y memorables como los de otro héroe, el cubano José Martí: “¡Qué tristeza tan honda ser artista y ser pobre! / Tener el alma llena de luz y de armonía, / y ver que va la vida cambiando la alegría / de los sueños azules por monedas de cobre!”


            La mención de un poeta me lleva a otro, el ovetense Víctor Botas, que aquí y en la cercana Salinas pasó buena parte de los felices días de verano y aquí –-para él “un lugar mágico”– se hizo poeta en las tertulias de los años setenta y ochenta: “Avilés, Avilés, Avilés… –rememora en sus memorias con el lenguaje de la melancolía–.El tranvía con jardinera, Espolita, Galé, las funciones en el Palacio Valdés, Quo vadis? en el cine Marta y María, las tardes en la playa de San Balandrán…”
El cine Marta y María sigue ahí, en el palacio de los Llano Ponte, todavía resonante de magia. Y frente a él una placa señala la casa en que pasó su infancia Armando Palacio Valdés, el novelista que le dio nombre y que aconsejaba administrar una buenas dosis de Avilés, a los enfermos de tristeza, como la mejor medicina.
            “En las palabras de amor / sienta bien su poquito / de exageración”, escribió Antonio Machado. Pero para expresar su amor a Avilés no necesitaba Palacio Valdés recurrir a ninguna exageración, como tampoco lo necesita el niño que llegó a ella, desde un pueblo extremeño, hace más de medio siglo y que ahora ha recibido el mejor premio, el más alto honor que a un enamorado de Avilés se le pueda conceder.
            Avilés es para mí don José Ramón, el maestro de la escuela del Fondo de Valliniello que me puso en el camino en el que todavía estoy y a quien me gustaría parecerme; es Sara Suárez Solis, mi profesora de literatura en el Carreño Miranda, que me regaló, además de tantas otras cosas, un poema de Li Po que me acompaña siempre; es Ana de Valle, con sus gruesas gafas y su inagotable juventud y su fervor por los versos…

Es el parque de Ferrera, ahora y antes de estar abierto a todos, ese inmenso recinto arbolado y secreto donde cualquier aventura era posible y cuyos altos muros en la calleja del Marqués, mi camino diario hacia el Instituto, solo se atrevían a saltar los escolares más atrevidos.
Es el paseo de la ría, el sueño adolescente de embarcarse, de huir lejos, de recorrer mundo, un sueño que el adulto pudo llevar a cabo para descubrir que lo mejor del viaje no es la meta sino el camino que lleva hasta ella, y que la meta más deseable y más distante –a la que se llega después de dar la vuelta al mundo– es precisamente el punto de partida.
Avilés son también los palacios barrocos; las acogedoras calles con soportales; el puente Azud y el viejo puente de San Sebastián renacido con los colores del arco iris; la alegría infantil de los tiovivos y las tómbolas de las Meanas; el quiosco del parque del Muelle con sus músicas de otro tiempo y su perpetua luz de domingo; la colorista y secular algarabía de los lunes en La Plaza.


            Cuenta el mito que hace miles de años, cuando el tiempo acababa de inventarse, siempre era primavera y el mundo un perpetuo jardín. Pero un aciago día, Hades, señor de los infiernos, se enamoró de la joven Perséfone, hija de la diosa de la Tierra, y se la llevó a su reino subterráneo. La tristeza de la madre agostó los campos, que se quedaron yermos y nunca más volvieron a florecer.
            Nunca más hasta que el dios de los cielos y el dios de los infiernos llegaron a un acuerdo. Cada año, por el mes de marzo, Perséfone tendría permiso para regresar a la superficie y ver la luz del sol. La alegría de su madre hizo que todo reverdeciera de nuevo.
            El regreso de Perséfone, la llegada de la primavera, es lo que celebramos con estas fiestas de Pascua, que antes de ser cristianas fueron paganas y que nos hablan del tiempo cíclico de la naturaleza, con su continuo morir y renacer, frente al tiempo linear del hombre.
            “La primavera se viene / la primavera se va / y nosotros nos iremos / y no volveremos más”, podríamos decir parafraseando la sentenciosa cancioncilla popular.


            Pero ahora estamos aquí, somos el centro de tanto alrededor, la conciencia del universo, las manos y los ojos de los que ya no están pero siguen latiendo en nuestro corazón.
            Hace medio siglo yo caminaba bajo los arcos de ahí enfrente camino del instituto Carreño Miranda donde una profesora me dictaba unos versos que no he olvidado nunca y que quiero repetir aquí. Los escribió hace muchos siglos el más grande de los poetas chinos, Li Po, del que se cuenta que murió tratando de coger con las manos la luna reflejada en las aguas de un lago. Dicen así:

¿Cuánto podrá durar para nosotros
el disfrute del oro, la posesión del jade?
Cien años cuanto más, ese es el término
de la esperanza máxima.
Vivir y morir luego, he aquí la sola
seguridad del hombre.
Escuchad, allá lejos,
bajo los rayos de la luna,
al mono acurrucado y solo
llorar sobre las tumbas…
Y ahora llenad mi copa, es el momento
de vaciarla de un trago.

Sí, que llenen mi copa, que llenen nuestras copas. Es el momento de vaciarlas de un trago, de que comience la fiesta. Es el momento de olvidar por unas horas, aunque resulte difícil, la pertinaz letanía de crisis y paro y corrupción, de recuperar fuerzas para seguir luchando. Es el momento de olvidar que el tiempo, que ni vuelve ni tropieza, camina con pies ligeros y solo unos pocos pasos, el ancho de esta plaza, separan al inquieto niño que fuimos del anciano en que nos convertiremos. Es el momento de celebrar que el Dios cristiano y la pagana Perséfone han resucitado y el mundo vuelve a florecer.
Carpe diem, Avilés. Porque del mañana no hay certeza, nunca la ha habido, llena bien tu copa y apura estos días de fiesta hasta la última gota.




viernes, 5 de abril de 2013

Feria de abril


La catedral de Bayona adquiere estos días un cierto aire sevillano. Parece que en cualquier momento va a ponerse una flor en el pelo..

jueves, 4 de abril de 2013

Un paseo


Un paseo matinal por la orilla del río Adour, en Grax, y unos versos de Lope de Vega. "A mis soledades voy, / de mis soledades vengo / porque para andar conmigo / me bastan mis pensamientos".
Pero no siempre bastan.

jueves, 28 de marzo de 2013

Nápoles siempre


La samaritana que, en el claustro de napolitano de San Gregorio Armeno, se prepara para calmar la sed de Cristo.

lunes, 25 de marzo de 2013

Ventana al mar


Asomarse a la ventana y ver el Castel Novo y el Palacio Real y el mar y el cielo.
Un lujo que raras veces puedo permitirme.