miércoles, 1 de mayo de 2013

El sueño de Pessoa


En 1932, Fernando Pessoa solicító la plaza de bibliotecario, que había quedado libre, en el palacio de los Condes de Castro Guimaraes, en Estoril.
No se ha dieron, no se consideró que estuviera preparado para el cargo.
¿Habrían sido más felices sus últimos años leyendo, escribiendo, paseando por los jardines de este hermoso palacio? Quizá sí. O tal vez hubiera añorado el humo y las conversaciones de los cafés de Lisboa y el vino de las tabernas.
Cuando llegamos al lugar de los sueños, los sueños se trasladan a otra parte.

2 comentarios:

  1. Doce coincidencias para la palabra "sueño" en el documento de hace diez años con fragmentos mecanografiados de "El libro del desasosiego" (Seix Barral, 1984). Estoy seguro de que no le importará en absoluto releer las palabras que se acumulan en torno a los cuatro primeros resultados. Su hermoso pregón de Pascua, sus blogs en general, creo que tienen bastante que ver con los párrafos que siguen (alguna cosa quizá no: lo de que nuestros males e injurias sean también "viles porque son nuestros" por ejemplo). Mucha salud.

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    EL ARTE nos libra ilusoriamente de la sordidez de ser. Mientras sentimos los males y las injurias de Hamlet, príncipe de Dinamarca, no sentimos los nuestros –viles porque son nuestros y viles porque son viles.

    El amor, el sueño, las drogas e intoxicantes, son formas elementales del arte, o, más bien, de producir el mismo efecto que él. Pero amor, sueño y drogas tienen cada uno su desilusión. El amor harta o desilusiona. Del sueño se despierta y cuando se ha dormido no se ha vivido. La drogas se pagan con la ruina de ese mismo físico para estimular el cual han servido. Pero en el arte no hay desilusión porque la ilusión ha sido admitida desde el principio. No hay que despertar del arte, porque en él no dormimos, aunque soñásemos. En el arte no hay tributo o multa que pagar por haber gozado de él.

    El placer que nos ofrece, como en cierto modo no es nuestro, no tenemos que pagarlo o arrepentirnos de él.

    Por arte se entiende todo lo que nos deleita sin que sea nuestro –el rastro del paso, la sonrisa ofrecida a otro, el ocaso, el poema, el universo objetivo.

    Poseer es perder. Sentir sin poseer es guardar, porque es extraer la esencia de algo.


    474. ESTÉTICA DEL DESALIENTO

    Ya que no podemos extraer belleza de la vida, busquemos al menos extraer belleza de no poder extraer belleza de la vida. Hagamos de nuestro fracaso una victoria, algo positivo y erguido, con columnas, majestad y aquiescencia espiritual.

    Si la vida no nos ha dado más que una celda de reclusión, hagamos por ornamentarla, aunque más no sea, con las sombras de nuestros sueños, diseños y colores mezclados, esculpiendo nuestro olvido bajo la quieta exterioridad de los muros. (...) »

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  2. Muy sugerentes fragmentos. Gracias por recordármelos. Y por comentar en esta entrada (nadie suele hacerlo).

    JLGM

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