viernes, 22 de febrero de 2013


El joven héroe se aferra a la bandera y saca la espada para cortar la cabeza del enemigo vencido. Hace cien años, cuando se fundió esta estatua en Florencia para colocarla en un puente sobre el Po, en Turín, esa era la imagen que se tenía del héroe, la misma que canta en sus versos Rubén Darío: "¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines. / La espada se anuncia con vivo reflejo". Hoy ese héroe, a pesar de su hermosa apariencia, nos parecería un criminal de guerra.

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