jueves, 14 de febrero de 2013



Como una princesa de la filología, mi amiga Rosa Navarro Durán se asoma al balcón de la torre en el palacio de la Magdalena. Pero no la guarda ningún dragón ni espera que ningún príncipe venga a rescatarla. Es ella la que rescata a algunas obras maestras, como el "Lazarillo de Tormes" o el "Curial e Güelfa", de su anonimato. La segunda es una novela catalana presuntamente del siglo XV, pero en realidad escrita en el XIX por Milá y Fontanals, el maestro de Menéndez Pelayo.

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