martes, 12 de febrero de 2013


Ahí sigue el pastor David desde hace siglos, en la fachada del palacio renacentista, lanzando su flecha contra los poderosos.
Quién fuera como él un perpetuo adolescente siempre dispuesto a enfrentarse a la injusticia.
Pero me temo que yo hace tiempo que he dejado de serlo.

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