Horas de pesadumbre y de tristeza
paso en mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo, endulza mis instantes
ásperos y reposa mi cabeza.
Él es la vida y la naturaleza.
Regala un yelmo de oros y brillantes
a mis sueños errantes.
Es para mí: suspira, ríe y reza.
Cristiano y amoroso caballero,
parla como un arroyo cristalino.
Así le admiro y quiero,
viendo cómo el destino
hace que regocije al mundo entero
la tristeza inmortal de ser divino.
Rubén Darío
¿Cruzados? ¿Cruzadas para rescatar sepulcros de Quijotes o de dioses? Mejor, no. Aunque con más de un siglo encima, estos párrafos de Unamuno se siguen entendiendo bien:
ResponderEliminar" (...) Todo esto dije a mi amigo y él me contestó en una larga carta, llena de un furioso desaliento, estas palabras:
«Todo eso que me dices está muy bien, está bien, no está mal; pero ¿no te parece que en vez de ir a buscar el sepulcro de don Quijote y rescatarlo de bachilleres, curas, barberos, canónigos y duques debíamos ir a buscar el sepulcro de Dios y rescatarlo de creyentes e incrédulos, de ateos y deístas, que lo ocupan, y esperar allí, dando voces de suprema desesperación, derritiendo el corazón en lágrimas, a que Dios resucite y nos salve de la nada?».
Muy unamunianas esas palabras.
ResponderEliminarJLGM