Ecce Homo encontrado en el escaparate de un alquimista. Entré para que me arreglaran unos desajustes del ánimo. Y no fueron capaces de encontrarme el alma. ¿Porque la había vendido al diablo? No, porque la había dejado olvidada en alguna parte.
Olvidar nuestra alma en cualquier parte es una bendición. Hay otra, que pasado el tiempo olviden nuestro cuerpo también en cualquier sitio, y al fin en uno bien concreto: “donde habite el olvido”, dicen los sevillanos.
Olvidar nuestra alma en cualquier parte es una bendición. Hay otra, que pasado el tiempo olviden nuestro cuerpo también en cualquier sitio, y al fin en uno bien concreto: “donde habite el olvido”, dicen los sevillanos.
ResponderEliminarLo segundo no sé yo si es una bendición o no, sí sé que resulta inevitable.
ResponderEliminarJLGM