Mientras bajo la interminable escalera, recuerdo unos versos de Álvaro Pombo: "No soy de esta ciudad ni de ninguna. / No tengo aquí ni amigos ni fantasmas. / He llegado por casualidad y me voy por la noche".
Pero en mi caso no son del todo ciertos. Yo tengo en esta ciudad muchos fantasmas amigos.
De los fantasmas amigos, ni un solo amigo fantasma deja de salir corrido.
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